Ante todos vosotros juro que no habrá unos brazos que me levanten más alto que los tuyos; ni habrá tampoco unas manos firmes a las que agarrarse los días de fuertes tormentas, manos que se paseen lentamente por mi rostro, haciendo que se me sonrojen las mejillas; manos que me protejan de todos los peligros exteriores, de todo lo que no nos concierne a ti y a mi tocándonos; manos, que acaricien mi pelo mientras una boca de labios carnosos me susurra te quiero.
No existirán, además, unos ojos esmeralda tan profundos como los tuyos, capaces de observarme con enorme ternura; no habrá miradas cómplices, capaces de expresarlo todo sin palabras. no encontraré sonrisas tan deslumbrantes como las tuyas, que hacen de mis tripas niñas revoltosas, moviéndose de un lado a otro. Sonrisas de dientes perfectos, sonrisas que he convertido en mi única forma de vida.
No. No encontraré a nadie como tú.
Pero lo intentaré.
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