Estoy intoxicada. Intoxicada por la droga que es tu piel, el tabaco de tu pelo, el alcohol, que son tus ojos. Y el dolor de no tenerte aquí a mi lado recorre mi cuerpo a cada paso que doy, llenándome la cabeza de recuerdos que nunca existieron pero que, muy a mi pesar, me gustaría que hubiesen existido.
Esa luz...! Ya es de día, lunes creo; o martes, no sé, porque desde que te has ido, todos los días son iguales. Desde que me vicié de tus sonrisas da lo mismo si es de noche o si es de día. Desde que solo sueño contigo ya no quiero ni dormir, en un desesperado intento por olvidarte.
Busco incesablemente tus caricias, esas que nunca llegaron; más sólo encuentro miradas indiferentes de quienes no entienden la lucha que me mantiene en vela; la lucha del quiero y no puedo, en la que debaten acaloradamente la necesidad y el amor.
Ahora, mi alma vaga en pena, pasando montes y praderas, y todo porque tú jugaste con ella. Por fin me he dado cuenta de que esas miradas... eran todas falsas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario