Te gusta lo que escribo?

miércoles, 30 de marzo de 2016

Cartas del futuro

Quería escribirte sobre todas las cosas que nos dijimos, sobre si las olvidaste o sobre si ya se las prometiste a otras. Quería contar otra vez los besos que me dabas siguiendo el camino de mi clavícula a la boca. Hablarte de todos los días felices que pasamos, y a ver los que recuerdas, a ver cuales son los que no borraste con botellas.


Sin embargo, tus ojos vidriosos te delataron ayer, y fue así como descubrí que todavía me echas de menos. Vi, por la forma en que caminabas, que el alcohol te había hechos ya efecto y, mientras susurrabas mi nombre como una amarga letanía, caí en la cuenta de que no debía escribirte sobre nada de eso, pues ya lo sabes de sobra. Te escribiré, no sobre lo que nos pasó, sino sobre lo que no pasó.


Sobre todas las pelis que íbamos a ver tumbados en el sofá de tu casa, al calor de las mantas y al nuestro propio. De todas las escapadas que haríamos los fines de semana que el sol nos permitiera. De la de veces que discutiríamos porque yo insistiría en ir a un sitio de determinado y me enfadaría si no fuéramos pero, a pesar de todo, realmente me habría dado igual porque cualquier lugar contigo, se vuelve paraíso


Así que ojalá esto te duela tanto como a mi, ojalá que sientas un poco de lo que sentí yo: échame de menos, cabrón, que echarme de tu cama por otra te fue demasiado fácil.

jueves, 24 de marzo de 2016

A 200 por hora

 Alzo el vuelo tan veloz
a lomos de tu sonrisa,
no es nada precoz
que te diga que te quiero
si verdaderamente lo siento en el momento de pronunciarlo.


 Los árboles pasan a toda hostia
pero créeme cuando te digo que nada
repito: nada
va más rápido que el tiempo cuando estoy a tu lado,
y da igual si es tomando un helado
o acariciándonos.


 Me agarro fuerte a tus brazos
no vaya a ser que me caiga
de tan deprisa que vamos
una vez unidas nuestras manos.


 El viento juega con mi pelo
parece querer imitar esos momentos
en que me lo alisas con los dedos
con tanta dulzura,
que si cierro los ojos
casi puedo sentir que es el mismísimo Dios
quien me lo peina.


 E íbamos así,
tan libres, tan locos, tan humanos,
que nos dimos de bruces contra el muro,
el de la realidad.

sábado, 12 de marzo de 2016

Extravagantes modas

No alcanzo a entender estas nuevas modas de los rotos y los descosidos en la ropa. Yo estuve rota y no me hizo mucha gracia. Sin embargo ahora las personas caminan por la calle con vaqueros que enseñan su delicada piel posiblemente llena de cicatrices. Les gusta parecer rotos. A izquierda y derecha, gente mostrando sus golpes a través de sus deshilachados pantalones.


Si de mi dependiera, llenaría la carne de capas y capas de piel con la esperanza de disimular todos mis rotos. Para esconderlos a ver si desaparecen; y si me caigo y se vuelven a romper, los remendaría. Porque, ¿ quién querría estar roto teniendo hilo para coserse?

Le tengo miedo a...

Podría decir que le tengo miedo al fin del mundo, pero es que a veces, sólo a veces, los finales son buenos. También podría hablar del temor a la oscuridad, pero desde que te conozco mi corazón tiene tanta luz como para hacer desaparecer todas las malas sombras.


Así que nada de eso.


Mi mayor miedo es el olvido. No un olvido cualquiera, sino que me olvides. Que un día despiertes y no recuerdes en que bolsillo metiste ese pequeño nuestro secreto al que llamábamos amor, y abras todos tus armarios y no encuentres rastro de las furtivas miradas que nos ensanchaban las sonrisa.


Porque me da igual la nada si después de ella apareces tú mas...si me olvidas...si no te acuerdas...¿qué será de mi?

domingo, 6 de marzo de 2016

Quererse con todo

Créeme cuando te digo que te quiero. Que te querría aunque fueras calvo, aunque engordaras treinta kilos, e incluso aunque no me quisieras. Que el sol podría apagarse porque tu ya me iluminas de sobra. Así que sí. Te quiero. Te quiero cuando me besas, cuando me acaricias, cuando susurras mi nombre. Te quiero hasta cuando te enfadas y me riñes. Y cuando nos peleamos por ver quien quiere más al otro. Y cuando te ríes de mi y de mis caras. Te quiero cada vez que me miras, todas y cada una de las veces que me tocas el alma, porque la piel, la piel la roza cualquiera. Aún así, también te quiero cuando me la rozas.


Pero no sólo te quiero cuando estás al alcance de mis manos. Te quiero todos los suspiros que tengo que esperar, en todos los kilómetros que te separan de mi cama por la noche, en todas las lentas horas hasta que nos volvemos a ver. Te quiero cada vez que veo tu coche, y cada vez que me parece verlo, aunque no sea.


Te quiero con todas las cosas que eso acarrea. Con todas las broncas, con todos los llantos, con todas las luchas, las crisis y los fallos. Con todas las notitas escritas a prisa pero que sacan enormes sonrisas. Con las pelis a tu lado en el sofá, con el tacto de tu barba sin afeitar, con los lunares que tienes en la espalda. Con los detalles. Pero, sobre todo, contigo.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Adios

Voy a marcharme. Quiero olvidarte, no volver a mirarte. No voy a seguir a merced de tu sonrisa. Me duele saber que no me necesitas, que pasas de mi. Que actúes como si nada mientras yo muero por ti. Las palabras ya están dichas, las acciones ya están hechas. No voy a obligarte a que me quieras. Pero voy a hacer que te arrepientas de haberme dejado ir.


 Los besos que podrían haber sido se han hecho polvo. Los abrazos que podría haberte dado; esfumados. las sonrisas que podríamos habernos sacado; muertas. Tú las has matado, igual que a mi esperanza. Todo machacado y encerrado con llave en lo más profundo de uno de los miles de pedacitos en los que se ha roto mi corazón. No te preocupes por mi, aunque sé de antemano que no lo harás, no pasa nada, es normal que no te importe, supongo.